Me hubiese gustado tanto...
Ser la sombra de tu dicha,
desplegarme en tu silencio
como verbo conjugado.
Ser balcón engalanado,
con perfumes exquisitos
en afán de tus labios.
Ser tu eterna codicia
para así vestir tus noches
y tus días de saciedad infinita.
Ser la dulce yedra
que en calma
se enredara en tu alma,
consumiéndote cual piedra.
Ser la cima de tu vida,
la cumbre de tus horas,
el altar de tu guarida.
Me hubiese gustado tanto...
Ser la profunda herida
que desangra perenne...
Así como tú lo fuiste,
así como aún lo eres.