¿Dónde estás?

Oh dulce caricia que acoge mi ruego,
montando el silencio
me arrulla en secreto.

Sereno regazo que alivia mi angustia,
Acuna el lamento,
brindando letargo.

Destello plateado que hechiza mis ojos,
aturde la sombra,
me colma de anhelo.

Agudo murmullo que calma mis ansias,
galopa tranquilo
regando paciencia.

No encuentro tu roce,
me acuna tu ausencia
se extingue en penumbra
te ruego confiesa....

¿Dónde estás?

Brisa inquieta

He soñado eternamente
confundirme en tu respiro,
deslizándome en suspiros,
navengando transparente.

Del murmullo ser sonido
pronunciado en armonía,
que en secreta travesía
acaricia los sentidos.

Y en silencio con tu aliento
darle vida a mil latidos,
ser del alma el alimento.

Qué exquisito imaginarme
convertida en tu silueta:
brisa inquieta he de llamarme.

Renacer

Muere la huella plasmada en la arena,
cuando la besa el mar con sus labios de espuma.

Muere la tarde dorada de ocaso,
cuando arriba la noche bañada de belleza y misterio.

Muere el cruel lamento agonizante,
cuando la ilusión vuelve a acariciar el alma.

Asimismo, muere el frágil segundo,
cuando al pestañar tu mirada se halla en mis ojos.

Muere aquel beso de amor eterno,
cuando tus labios me gritan te amo.

Mueren nuestras voces cargadas de emoción,
cuando ya sin palabras se hablan nuestros cuerpos.

Todo ha de morir, para renacer en algo superior...

Mi retorno

Déjame entrar, soy la noche,
que renace de tinieblas,
triunfadora ante agonías.

Soy aquella que algún día
te sedujo encantadora
y que hiciste portadora
de exaltadas osadías.

De silencios fugitiva,
hoy retorno ante tus ojos,
y con ello a tus antojos
para hacerme tu cautiva.