De las sombras urde el grito su estallido,
agobiado por angustias y pesares
y se arrastra acechando a su enemigo,
que ha impedido desahogarse de sus males.
La penumbra alimenta valentía,
ya no aguanta la miseria del secreto
y en la cúspide sincera la osadía
se prepara temeraria hacia su reto.
Arremete el alarido con sus fauces
y el silencio indefenso es engullido,
liberando los demonios por su cause
que converge en un infierno mortecino.
1 comentario:
Siempre es un agrado leer tu trabajo. Ojala que tu inspiracion nunca termine.
Desde la distancia te envio un afectouso abrazo.
Pablo
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