Luego de un gran suspiro
liberé su recuerdo,
prisionero de mi angustia,
fruto amargo de su ausencia.
Enseguida agonizo la sombra
y amaneció el silencio,
que consoló mi llanto
al levantar mi vuelo.
Me despidió el abismo
Entre palabras muertas
y con destellos vivos
abandoné su lecho.
No divisé fantasmas
Solo el vasto firmamento
y me amparó la noche
regalándome lo incierto.
Elaboré mi ruta
más allá del infinito
y me entregué al destino
Para hallar mi eterno legado.
1 comentario:
Buen poema, y que bueno que tambien puedas escribir sobre lo bueno que te pasa y no tan solo lo malo....
logro persibir en las letras que te sientes libre como no te sentias hace tiempo y me agrada que vueles con tus letras..
cuidese mi niña
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