¡Oh, noche desolada,
cuyo regazo anida el sollozo,
cuyo susurro desborda el lamento,
hoy me ahoga tu silencio
y muerde mi alma en quebranto.
Con velos sangrantes desespero en tu partida
y se devela otro fracaso,
que se mofa cruel de mis carencias,
esclava del infortunio,
mariposa tardía,
que enredada en su capullo
se somete al desconsuelo,
cruel verdugo que la oprime y corroe sin tregua.
Así está mi alma.
Su aposento en ruinas
mece angustias y desdichas,
y golpea mis sueños
con ecos demenciales, celebrando mi agonía
pues ya no queda nada!
Qué mejor fotografía que las palabras que salen de tu mente
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martes, septiembre 23, 2008
miércoles, septiembre 03, 2008
Silencio Eterno, Oscuridad Infinita
Me aferré al silencio para volcar en él mi sufrimiento,
lamento furtivo que me hace prisionera de demonios y fantasmas.
Su regazo acogió mis temores,
refugio de utopías que hoy diluyen mis agobios,
tornándolos deleites obsesivos.
Perdí mi juicio bajo su amparo y gemí en regocijo,
me hice cautiva de su imperio.
Hoy abro mis ojos,
distantes por horas que pintan de eternas, y no hay luz,
ni destellos, ni susurros,
sólo unos ojos fijos al cielo
fugitivos de la realidad,
escondidos de su reflejo,
extraviados en aquel silencio eterno,
oscuridad infinita que me libera simplemente.
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