lamento furtivo que me hace prisionera de demonios y fantasmas.
Su regazo acogió mis temores,
refugio de utopías que hoy diluyen mis agobios,
tornándolos deleites obsesivos.
Perdí mi juicio bajo su amparo y gemí en regocijo,
me hice cautiva de su imperio.
Hoy abro mis ojos,
distantes por horas que pintan de eternas, y no hay luz,
ni destellos, ni susurros,
sólo unos ojos fijos al cielo
fugitivos de la realidad,
escondidos de su reflejo,
extraviados en aquel silencio eterno,
oscuridad infinita que me libera simplemente.
1 comentario:
Que manera de dibujar a la noche, me gusto mucho eso :)...
Tambien creo en la noche que te acompaña en silencio y te cautiva con sus estrellas
Publicar un comentario