
Me refugio en la melodía oscura
de mi penumbra,
bajo el amparo de la noche
ya sin estrellas.
Ahora, el dulce veneno de tu recuerdo
y la nostalgia me alimenta;
me nutre el vacío de no tenerte,
me fortalece;
respiro la soledad inmensa
que ahora se me hace imprescindible.
Esta eterna calma me estabiliza
y renazco desde lo profundo,
me hago reina de este imperio...