
trepando entre cada constelación
y mirándome a través de cada estrella.
Te posas sobre la cúspide del infinito
y te precipitas para aterrizar
y sumergirte en aquel océano majestuoso.
Pronto apareces,
cabalgas sobre las olas
y altiva te arrojas sobre la playa
vestida de espuma.
Te levantas, te acercas y besas mi mejilla,
ahora disfrazada de brisa perfumada,
que me penetra para adormecer mi llanto.
Aquella esencia encantadora me habita por completo
y ahora soy yo quien se descubre en el firmamento,
en la inmensidad del océano,
en el perfume de la brisa...
Ahora yo soy melancolía...