sábado, diciembre 10, 2005

Añoranza


Hoy un sueño me transportó a tus brazos,
al misterio de tus ojos,
a la suavidad de tus labios.
La dulzura encantadora de tu voz
volvió a agitar mi corazón
aún dañado con tu partida.
Tanto colmó tu presencia utópica mi interior
que me vi envuelta en confusión
y quise huir.
Al despertar un suspiro
me embriagó el alma
y un mar de añoranza inundó mis ojos.
¡Qué amargo es el sabor de tu ausencia,
qué eterna la agonía de tu olvido!
Más cuando mi corazón aún embriagado de ti
clama al viento tu retorno,
escuchando sólo un eco en el vacío.

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