¡Oh, noche desolada,
cuyo regazo anida el sollozo,
cuyo susurro desborda el lamento,
hoy me ahoga tu silencio
y muerde mi alma en quebranto.
Con velos sangrantes desespero en tu partida
y se devela otro fracaso,
que se mofa cruel de mis carencias,
esclava del infortunio,
mariposa tardía,
que enredada en su capullo
se somete al desconsuelo,
cruel verdugo que la oprime y corroe sin tregua.
Así está mi alma.
Su aposento en ruinas
mece angustias y desdichas,
y golpea mis sueños
con ecos demenciales, celebrando mi agonía
pues ya no queda nada!
2 comentarios:
Cada vez que leo tus palabras siento que la admiracion hacia ti es mucho mayor.
Como siempre te felicito por tu talento del cual espero seguir disfrutando por mucho tiempo ;)
Saludos.
mmm... es como mescla de muchos poemas anteriores este.. pero aqui hablas de lo que te pasa...
entonces me pregunto... por que no queda nada?
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