No me dejes escapar en tu gemido,
ya las rocas se han bebido mi aposento;
sentenciaste mis anhelos al tormento,
y es que sé que estás clamando tu retiro.
Cómo ansío devorarme aquel instante
cuya ruta se hizo ajena a mis latidos,
sólo llueve tu silencio envejecido
y mis manos ya no alcanzan a tocarte.
Me someto a la tortura de tu ausencia
entre besos que no ahogan la rutina.
No me llores, pasajero, en tu sentencia,
que en silencio he aceptado tu partida.
Aligero el sacrificio en la demencia
de saberme atada a ti toda una vida.
2 comentarios:
Estas muy melancolica Nanchita.
Muy bello tu trabajo
Un abrazo
Preciosos poemas
asi como tambn la pag
un saludo desde concepcion
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