Huye el temor en tu aliento
y prescindo del recuerdo doloroso,
anuda en vértice dichoso
la aventura de un nuevo intento.
Surca el silencio un sendero,
iluminado por tus ojos,
cual levadura alza mi vuelo
hacia un mundo dichoso.
Abro el candado al rocío
de una mañana de rosas,
mientras me baña tu río
con frescura esplendorosa.
No tengo aún la gloria de tus besos,
pero siento viva aquí en mi pecho,
la sintonía innegable del latido,
que unido al tuyo hace nido
de un amor inquebrantable.
Me resulta indudable
que esta magia que me brindas
está curando la herida
y atizando mi coraje.
Qué mejor fotografía que las palabras que salen de tu mente
Copyright® Todos los derechos reservados 2005 - 2010
miércoles, febrero 10, 2010
martes, febrero 09, 2010
Vuelo y Brillo
No quieras regalar las estrellas,
si no has bebido el misterio de la noche.
No quieras hacerte huella
de un camino que tu voluntad no reconoce.
No busques lanzar tus dados
en el juego que tú no has iniciado.
Busca tu aliento en el profundo lecho de tu alma;
expulsa quejidos de leña
que la chimenea preparada
por tus intentos espera.
Gime tu propia senda,
brinda tus propios frutos.
Has una línea perpetua que te anude a los impulsos
y engrandezca convicciones, libérate de prisiones.
No te duermas, agota los pasos,
siente profundo y escoge volar.
Toma mi mano o sólo extiende tus alas, resplandece,
siempre estaré contigo, pero vuelo y brillo te pertenecen.
si no has bebido el misterio de la noche.
No quieras hacerte huella
de un camino que tu voluntad no reconoce.
No busques lanzar tus dados
en el juego que tú no has iniciado.
Busca tu aliento en el profundo lecho de tu alma;
expulsa quejidos de leña
que la chimenea preparada
por tus intentos espera.
Gime tu propia senda,
brinda tus propios frutos.
Has una línea perpetua que te anude a los impulsos
y engrandezca convicciones, libérate de prisiones.
No te duermas, agota los pasos,
siente profundo y escoge volar.
Toma mi mano o sólo extiende tus alas, resplandece,
siempre estaré contigo, pero vuelo y brillo te pertenecen.
martes, febrero 02, 2010
Una vida que se acaba
Estoy muriendo de a poco
como la tarde desahuciada.
Me precipita la noche
sobre el alma despechada.
A pies descalzos sobre espinas
por el sendero que dejaste,
avanzo a mi propia ruina
no hay remedio a este desastre.
Desangrada en el ocaso
no hay consuelo que me calme,
me soltaste de tus brazos,
logrando que me desarme.
Estoy muriendo de a poco
como la raíz sin agua,
sin aliento que la salve:
Una vida que se acaba.
como la tarde desahuciada.
Me precipita la noche
sobre el alma despechada.
A pies descalzos sobre espinas
por el sendero que dejaste,
avanzo a mi propia ruina
no hay remedio a este desastre.
Desangrada en el ocaso
no hay consuelo que me calme,
me soltaste de tus brazos,
logrando que me desarme.
Estoy muriendo de a poco
como la raíz sin agua,
sin aliento que la salve:
Una vida que se acaba.
lunes, febrero 01, 2010
También Te Amo!
Suspendido está en el aire, el eco de la gloria esperada,
mil frases encubiertas me han ocultado la dicha...
Quisiera desnudar tu horizonte
y desplegarme en su renglón, azuzando tus labios;
con la magia de lloviznas destellantes a tus pasos
lograr que tu boca se desborde...
Y escucharte, por fín, escucharte...
Lo sé, sé que me amas con la intensidad de un relámpago fulminante,
que te desvives por arrojar tus besos sobre la brisa delirante...
Y tus gestos incesantes,
danzan para mí en la tarde dorada,
cantan con voz etérea en la quietud de la noche encantada
y desfilan en el sendero del primer rayo de sol en la alborada...
Sé que me amas, lo sé, mi tesoro...
Sé que tu silencio va cargando frases deslumbrantes, dedicándome su ahogo...
Y yo te grito en tu silencio que también te amo... ¡También te amo!
mil frases encubiertas me han ocultado la dicha...
Quisiera desnudar tu horizonte
y desplegarme en su renglón, azuzando tus labios;
con la magia de lloviznas destellantes a tus pasos
lograr que tu boca se desborde...
Y escucharte, por fín, escucharte...
Lo sé, sé que me amas con la intensidad de un relámpago fulminante,
que te desvives por arrojar tus besos sobre la brisa delirante...
Y tus gestos incesantes,
danzan para mí en la tarde dorada,
cantan con voz etérea en la quietud de la noche encantada
y desfilan en el sendero del primer rayo de sol en la alborada...
Sé que me amas, lo sé, mi tesoro...
Sé que tu silencio va cargando frases deslumbrantes, dedicándome su ahogo...
Y yo te grito en tu silencio que también te amo... ¡También te amo!
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