Estoy muriendo de a poco
como la tarde desahuciada.
Me precipita la noche
sobre el alma despechada.
A pies descalzos sobre espinas
por el sendero que dejaste,
avanzo a mi propia ruina
no hay remedio a este desastre.
Desangrada en el ocaso
no hay consuelo que me calme,
me soltaste de tus brazos,
logrando que me desarme.
Estoy muriendo de a poco
como la raíz sin agua,
sin aliento que la salve:
Una vida que se acaba.
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