sábado, diciembre 05, 2009

Milagro

Apenas puse mis ojos en tu inmensurable aposento
se extasiaron los antojos de estelares firmamentos;
permanecí en la claridad, en el sendero de incienso,
mientras la gloria infinita me nombraba en el silencio.

Besó tu hondura discreta mi secreto más urgente
y se durmió el arrebato que me cegaba inclemente.
Diluyó la distancia y se expandió la certeza,
ya era mía la figura de tu insondable existencia.

Rodó mi osadía por llanuras y quebradas,
dirigió mis pisadas sobre escenas matutinas
y me heredó las semillas de primaveras benditas,
enfrascando para siempre las heladas desdichas.

1 comentario:

Pablo dijo...

Lo que me gusta es que se nota fluidez

No creas que todos tus poemas los encuentro perfectos o fantasticos, a veces tengo mis criticas XD

Un abrazo