Apenas puse mis ojos en tu inmensurable aposento
se extasiaron los antojos de estelares firmamentos;
permanecí en la claridad, en el sendero de incienso,
mientras la gloria infinita me nombraba en el silencio.
Besó tu hondura discreta mi secreto más urgente
y se durmió el arrebato que me cegaba inclemente.
Diluyó la distancia y se expandió la certeza,
ya era mía la figura de tu insondable existencia.
Rodó mi osadía por llanuras y quebradas,
dirigió mis pisadas sobre escenas matutinas
y me heredó las semillas de primaveras benditas,
enfrascando para siempre las heladas desdichas.
1 comentario:
Lo que me gusta es que se nota fluidez
No creas que todos tus poemas los encuentro perfectos o fantasticos, a veces tengo mis criticas XD
Un abrazo
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