Soy la tinta escarlata
que se agita y que relata
veinte mil años de historia,
de fracasos y de glorias.
Soy tintero de celeste piel
húmeda y contundente,
presa de un tiempo cruel,
que me consume inclemente.
Soy la pluma de plata,
elegantemente grabada,
que fractura y dilata
las certezas enfrascadas.
Soy la letra distendida,
iluminada y erudita,
cicatriz de una herida
que eternamente transita.
Soy el dialecto infinito,
que convoca los mil luceros;
que cumplirá lo que está escrito
en el libro de los cielos.
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