Me derramé sin demora en la sombra del abismo
y una garganta profunda me devoró en cataclismo.
De ella una ronca voz me tiñó los labios de ruego,
me recogió desnuda del oscuro suelo,
ése que vio mi piel recogerse, deslizándose en suplicio,
con fríos pensamientos procurando un precipicio.
El refugio estalló con el sonoro grito de angustia,
no había ningún recuerdo en aquella hora mustia.
Me hice canto dolorido, oración afanosa
por mis seres queridos en instancia desastrosa.
Tuve sed de quimera y en remolinos tortuosos
se quebraba la espera para un infierno doloroso.
Hoy despierto agitada en su reino desolado,
que ha posado sus engendros en los pechos castigados.
Esa luz es tan distante, que tropiezan los destinos,
que Dios abrigue nuestro llanto, que nos indique el camino.
1 comentario:
Estoy contigo Nanchita.
Desde lejos envio mis cariños y fuezas a todos los que han sufrido.
Un fuerte abrazo mi querida amiga
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