Peregrino de ojos ávidos,
alma inquieta,
de respuesta esquiva y pregunta perpetua;
eterno caminante de pies lastimados,
que no sufre su llanto, sino el del hermano;
corazón puro, suspiro errante,
de la verdad sediento, de su deber constante.
A ti, poeta de la vida,
piel de profundo anhelo,
testimonio del destino, embajador del consuelo
Yo te obsequio mi remanso,
reposo astral,
que transforme tu fatiga
en eterno manantial.
Cuando ya no quede magia
o se torne aletargada,
ven retorna a ésta, tu casa
que te esperan nuevas alas.
1 comentario:
Para que veas que siempre te estoy leyendo :)
Gracias por compartir tu don tan maravilloso.
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