jueves, enero 28, 2010

Ha llegado el infinito

Sospecho que me quieres atrapar,
que no se cansan tus horas de intentar
consumirme en tu osadía.
Tengo la impresión de que mis días
van clavados a tus ojos
y no restas segundo de arrojo
por pulir la estrategia en valentía.

Sospecho que en tu afán
me estás queriendo confinar
eternamente a tu santuario
y tengo que confesar
que la sola idea me está cautivando.

Este fluir incesante por cascadas cristalinas
que me pronuncia tu boca con su sola sonrisa;
esta sinfonía bendita proclamada por la brisa
que me arriba poderosa en tu cercanía,
se me antoja hacerla mía y darte ocasión...

Sospecho que el tiempo se agota
y ambos vamos ganando;
que nuestra hora viene llegando
y no me cabe la dicha que provoca
saber y sentir que el infinito ha llegado.

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