Es tu dulce mirada la que extraño;
son tus palabras dándome vida,
curando con su canto mis heridas,
alivianando pesares de antaño.
Es tu presencia oportuna
tus abrazos apretados,
risas y besos regalados,
brindándome dicha y fortuna.
Te extraño, amigo mío
de dulce y amable figura.
¿Quién consolará hoy mi hastío?
¿Quién volará conmigo a la aventura
de mirar más allá del gentío,
y abandonarse a la locura?.
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